28 Ago Edificios que dan vida al Centro Histórico: Templo Mayor
Las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México son recorridas por millones de personas cada año. Cuando sus habitantes y visitantes ingresan a su territorio son flanqueados por innumerables edificios que datan desde la época prehispánica.
En su corazón, junto a la actual plancha del Zócalo capitalino se encuentra el centro ceremonial más importante del Imperio Mexica, el Templo Mayor, fundado aproximadamente en el año 1325.
En este lugar se reunían ofrendas sagradas y depósitos funerarios; oratorios a las deidades de la guerra y la lluvia; y símbolos de los logros de los aztecas ante sus enemigos.
Su construcción se realizó en siete etapas y alcanzaba una altura de 45 metros. En cuanto a sus dimensiones, se trataba de un cuadrado de 500 metros por cada lado (250 mil m²).
Se ubicaba en el centro de la isla de Tenochtitlan y en él convergían las tres principales calzadas hacia los puntos cardinales: la de Ixtapalapa que iba al Sur y tenía una bifurcación que dirigía a Coyoacán; la de Tacuba que iba al Oeste y la de Tepeyac que dirigía al Norte, una de sus bifurcaciones dirigía a la ciudad de Tlatelolco que sería posteriormente absorbida por Tenochtitlán.
Los españoles conocieron la última etapa construida durante el reinado de Moctezuma, quedando maravillados ante el portentoso recinto sagrado. Antes de su destrucción para usarlo como cimiento de la nueva ciudad que Cortés deseaba construir, sólo los sacerdotes y las víctimas de sacrificio podían ascender por aquellas escalinatas y llegar a la cúspide del templo, donde se podía contemplar la ciudad en todo su esplendor.
Una vez consumada la conquista española, sus restos quedaron debajo de nuevas construcciones con la finalidad de que fuese olvidado para siempre.
No obstante, conforme se realizaban obras para el reordenamiento de la Nueva España, se fueron encontrando más vestigios prehispánicos. A finales del siglo XVII fue desenterrada la Coatlicue y poco tiempo después se encontraron a sólo 40 centímetros de profundidad con el Calendario Azteca o Piedra de Sol.
Sin embargo, en 1913, las excavaciones de don Manuel Gamio en la esquina de Seminario y Santa Teresa (hoy Guatemala), dejaron al descubierto una esquina del Templo Mayor.
Pasaron muchos años y los descubrimientos seguían presentándose con mayor frecuencia hasta que la madrugada del 21 de febrero de 1978, trabajadores de extinta compañía de Luz y Fuerza del Centro al instalar cableado subterráneo se encontraron con una escultura que representaba a la diosa Coyolxauhqui.
Una vez terminadas las obras de rescate de la Coyolxauhqui y la excavación de las cinco primeras ofrendas, dieron comienzo los trabajos del Proyecto Templo Mayor, el cual tenía como finalidad descubrir la esencia del Templo Mayor de los aztecas.
Los trabajos permitieron recuperar una colección de más de 7 mil objetos, así como los vestigios del Templo Mayor de Tenochtitlan y de algunos edificios aledaños. Lo cual dio origen a la iniciativa de edificar un museo de sitio para exhibir dicha colección y, al mismo tiempo, complementar la visita de la zona arqueológica.
El Museo del Templo Mayor abrió sus puertas en 1987.
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