09 Oct La Política del límite: El arte más allá de las fronteras
Por Daniel Ortega
La Política del límite es una instalación artística en la que que se exhibe, dentro de su estructura, una serie de discursos, opiniones y frases altamente significativas para el actual contexto migratorio en México y el mundo. Esta propuesta fue creada por la artista venezolana María Verónica Machado Penso quien fue seleccionada por la convocatoria de Residencia Cultural para sitio específico de Atrio de San Francisco y Casa Vecina, programas culturales de la Fundación Centro Histórico de la Ciudad de México. Su propuesta consiste en proporcionar un espacio donde quepa la multiplicidad de voces, donde a pesar de los muros físicos, siempre exista un lugar para la libre expresión y el libre tránsito, que logre desaparecer los límites entre las personas, los cuerpos, las geografías.
La calle de Francisco I. Madero se torna con una apreciable carga peatonal. A pesar del ruido de los autos, las conversaciones personales parecieran ocupar el ambiente por completo. A la altura del número siete, a unos metros de la Torre Latinoamericana, está situado el Atrio de San Francisco, espacio dedicado a la difusión y la recreación cultural. Cuenta con tres secciones; un patio de exhibición, jardín y un escenario, los cuales permiten ofrecer una experiencia más completa y variada. En esta ocasión, se encuentra en exhibición la puesta artística titulada La “política” del límite. La propuesta de Machado Penso se basa en trasponer la idea del límite que en esencia es separación; es decir, que el sentido de la palabra se invierta y que cobre cada vez más el significado de encuentro y relación. Se trata de un juego con las frases y con los límites donde se cultivan y cruzan las palabras, y se rompe la idea de política y territorio para transformar esa barrera en un espacio habitable.
La instalación, a partir de las ideas de límite, frontera y política, reflexiona sobre lo que dichas concepciones han provocado en las relaciones humanas a nivel interpersonal e, incluso, a nivel mundial. Por ello, uno de los rasgos de La “política” del límite es la posibilidad de interactuar constantemente con la estructura, no sólo porque permite el libre tránsito, también porque varios de los mensajes se encuentran escritos en braille o en inglés (escritos por grupos como Deportados Unidos en la Lucha, la Escuela Nacional Para Ciegos o Latino Initiative de Go Global NC de la Universidad de Carolina del Norte); además la instalación incluye reflexiones y mensajes que emiten los visitantes de la instalación, a manera de permitir una mayor difusión e inclusión de las perspectivas.
Al entrar al atrio, es posible encontrar de frente esta particular instalación conformada por mil tubos de PVC de tres metros de altura, que parte del dibujo de la frontera entre México y Estados Unidos. Los tubos están alineados a manera de abrir un camino que permite recorrer la obra y apreciar una gran cantidad de frases escritas sobre éstos. Entre los discursos se encuentra una cita de Rayuela, de Julio Cortázar que dice: “en el fondo sabía que no podía ir más allá, porque no lo hay”; un mensaje que propone, acaso, que los límites y fronteras que existen en la mente deben romperse para alcanzar un espacio otro, que albergue otras posibilidades más allá de lo preconcebido.
Dadas sus particulares características, los visitantes se tornan curiosos. Alrededor de 25 personas se encuentran observando los escritos presentes en distintos tubos. No todos los visitantes se preocupan por leer el texto de sala: para algunos el mensaje es muy claro, se encuentran plasmadas las voces de personas que optan por no guardar silencio ante la situación actual del mundo. “Me gusta porque expresa una posición de protesta de forma pacífica”, así lo relata Diana, visitante que, junto con su amiga Andrea, contemplan durante largo rato esta envolvente estructura.
En un extremo, se encuentra Miguel con su novia, ambos están posando entre la instalación para tomarse una selfie. Al igual que la mayoría de los espectadores, interactúan con la representación a través del tacto, la observación profunda, la lectura espontánea y la fotografía. Miguel se torna muy empático con las temáticas manejadas en la obra, lo que más llamó su atención fue la estructura y la forma, además los escritos en Braille “me hizo ver que no todos somos iguales, pero estamos en conjunto”, relata.
Lo más llamativo de la obra es el mensaje que genera. Durante este recorrido, se pueden encontrar frases provocadoras como las siguientes: “el límite será, entonces, una lucha con el espacio”, “no conozco nada que no provenga del fruto del trabajo”, “los límites separan a las sociedades, también impiden el progreso”, “el límite es sólo una ilusión”, “usted no está aquí”, entre muchas más. Definitivamente, experimentar en este lugar es una experiencia completa y estimulante, no sólo por el conjunto de ideas, opiniones y expresiones que la conforman, también porque funciona como un espacio de reflexión y conciencia, donde podemos cuestionar los límites de nuestros cuerpos, y la idea que se tiene de un mundo separado, seccionado y distanciado por las fronteras territoriales y simbólicas. La política del límite crea la ruptura entre cuerpo, espacio y política, para mostrar que el arte también puede contribuir en la resignificación de las fronteras.
Si quieres conocer más sobre esta instalación y las vinculaciones que la artista realizó en el desarrollo del proyecto, consulta: http://casavecina.com/residencia-cultural/
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