06 Nov ORGULLO, RESPETO Y AMOR: EL XVII CONCURSO TRADICIONAL DE OFRENDAS EN EL CORREDOR CULTURAL REGINA
Por: Daniel Ortega
El atardecer se pronunciaba con el sol tapado por nubes sombrías, se sentía un aire que calaba los huesos y las veladoras empezaron a hacer su aparición. El olor a cempaxúchitl y a copal estaban predominando el lugar, los asistentes lo percibían y se llenaban de alegría por reconocer un olor tan singular que los remontaba, acaso, a su infancia. Un ambiente lleno de camaradería y felicidad protagonizaba la calle de Regina. Había personas caracterizadas que pasaban asombradas a ver las ofrendas y la mayoría de los concursantes colocaron en sus altares algunos elementos como los huacales y el aserrín pintado. De la misma manera usaban los tradicionales objetos como la comida, la bebida, las veladoras, imágenes de sus familiares y, por último, el tan esencial pan de muerto, que se coloca para que el difunto lleve un pedazo de comida de regreso al Mictlán. El color y olor se hacían notar, y muchas personas que pasaban por la calle se encontraban con la grata sorpresa de ver tres tipos de ofrendas como la tradicional, la conmemorativa a Frida Kahlo y las ofrendas contemporáneas. Así pues, los espectadores veían atónitos el regalo de admirar el corredor cultural lleno de vida, respeto y tradición por los difuntos.
La edición XVII del tradicional concurso de ofrendas organizado por la Fundación del Centro Histórico se llevó acabo el primero de noviembre de 2017 en el corredor cultural Regina, donde acudieron 428 concursantes y decenas de miles de asistentes. En esta ocasión se exhibió la creatividad, los colores e ingenio de los participantes, en el cual pusieron esfuerzo, sudor y empeño en la realización de sus ofrendas. Querían demostrar su interés y orgullo: para algunos el concurso se ha convertido en una tradición para conmemorar a los difuntos, en cambio otros lo hacen para recordar a sus seres queridos o demostrar la situación que pasa en su realidad, y qué mejor manera de hacerlo en el día de muertos.
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“El poner una ofrenda es un espacio único, ya que la cultura azteca es la que nos ofreció esta hermosa tradición”, expresa Patricia de 23 años que estaba impaciente por colocar su ofrenda contemporánea junto a su familia. Otros relatos decían: “es aprender nuevas cosas, ideas y tradiciones dentro de la cultura, ya que se construyen ideas nuevas y las tradiciones perduran, con esto podemos poner nuevos elementos para innovar la ofrenda junto a los colores y las tradiciones”, externó Xóchitl de 20 años. En cambio había otros concursantes que tenían alrededor de 5 años participando en ofrendas, como el grupo de los ciclo taxistas: “la enseñanza que se les da a los niños es para que lo asocien con las tradiciones, por eso lo hacemos, para retener las tradiciones y que esta experiencia se difunda más entre todas las personas”.
Ante esto, las ofrendas conmemorativas de la célebre pintora Frida Kahlo hacían su aparición. “Las pinturas de Kahlo son una representación de la sociedad y lo que pretendían hacer era externar la realidad a partir de observarse a uno mismo en los zapatos del otro”. “El homenaje a Frida es único en la cultura mexicana, ya que viene en conjunto con el empoderamiento de la mujer y su representación del mundo”. Estos testimonios sobre la pintora demuestran que es una parte fundamental en su vida cotidiana y que en esta ocasión le rinden tributo a su vida. Ese recorrido lleno de colores y alegría por la pintora hacen ver que está interiorizada en la cultura visual mexicana.
Por otro lado, las ofrendas tradicionales veneran a los vivos y lo hacen de la manera tradicional dándole fuerza a esos recuerdos que tuvieron con los que se adelantaron. El altar para ellos es algo significativo porque representa a los muertos con sus gustos y bellos recuerdos: “en el momento que se retira la ofrenda se regala todo a las personas que van pasando, es un acto en el que compartimos todo para los vivos y los muertos”, menciona la señora Silvia Ramírez originaria De los valles centrales de Oaxac. Ante todo esto, el ambiente se torna alegre, se nota el gusto por compartir cada uno sus tradiciones y remembranzas. El olor, las emociones, el sonido y los colores hacen que se sienta la gran convivencia con los participantes para que las personas paseen gustosos frente a las ofrendas.
Los olores y colores son los elementos básicos que conmemoran este concurso de ofrendas, al igual la música que entra en los oídos. Las personas se paran a observar y escuchar la historia de la ofrenda, salen alegres y se van en búsqueda de otro altar para que se les cuente lo que contiene la ofrenda, se les mencione una leyenda o puedan interactuar con sus elementos: “las ofrendas son interesantes por la mezcla entre culturas, hay un sinfín de significados y es una forma de expresión a partir de los acontecimientos que nos marcaron como mexicanos”, menciona Maximiliano de 38 años. Otras personas se muestran contentas por contar con esta hermosa tradición, ven con alegría a la muerte y se sienten atraídos por los discursos que cuentan los participantes. “Es una tradición muy bonita, ya que hay mucha gente joven que sigue contribuyendo con nuestras tradiciones”, menciona Lourdes de 67 años de edad.
A todo esto, lo que se puede expresar de esta tradición es el conjunto de todas las personas inmiscuidas en participar y recordar a los muertos de una manera alegre, ya que esta práctica se convierte en un grato recuerdo que une a quienes veneran a los difuntos. Todas las personas que salieron a admirar estas magnificas ofrendas deben sentirse orgullosas porque provienen de un país lleno de cultura donde predominan hermosos significados. Sólo queda decir: gracias a los participantes, los asistentes, al equipo de la Fundación que lo hizo posible, y que sigan con estas hermosas tradiciones que nos hacen orgullosamente mexicanos.
Fotos: Michelle Ortiz, Frida Beas y Rubén Flores.
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