Al visitar el Centro de la Ciudad de México las personas pueden encontrar distinta culturas que convergen, hay elementos prehispánicos, coloniales, el barrio chino, entre muchos otros. Se encuentran muchos tipos de espacios como las tienditas, los monumentos, las plazas y los restaurantes. No se puede hablar de uniformidad. Y el Atrio de San Francisco se ha vuelto un punto en el mapa, es un lugar pensado desde otra perspectiva para que las personas puedan descansar en medio del alboroto usual de la zona.

El convento se construyó sobre lo que antiguamente era el zoológico personal de Moctezuma. Este era un espacio que se utilizaba para distintos fines, como mostrar el poderío del emperador; almacenar animales de lugares lejanos para después usarlos en los sacrificios; reunir animales de todo tipo. La construcción estaba hecha con madera labrada y piedras y rodeada de pinos.

Al principio del siglo XX, el Centro histórico se encontraba muy dañado, había muchos problemas de inseguridad, los edificios se estaban cayendo y las calles estaban sucias. Pero el gobierno no tenía el dinero suficiente para crear la infraestructura que se necesitaba para sacarlo adelante, así que se decidió crear un fideicomiso. Este consistía en otorgar los edificios del centro a la industria privada para que ellos se encargaran de reconstruirlos y mantenerlos. Carlos Slim se sumó a esta iniciativa y empezó a trabajar en la zona a través de la Fundación Centro Histórico. Uno de los primeros edificios que consiguió fue el Atrio de San Francisco que se transformó completamente y se volvió un espacio para la cultura y de descanso en la Calle de Madero, es un pequeño oasis en el caos de la zona.

Con el tiempo la Fundación ha dejado de estar tan presente en el Centro Histórico. Cuando se pudo constatar que la zona había mejorado y su presencia no era tan indispensable se fueron a la Pensíl. Aun así siguen teniendo una oficina en la zona cercana al Atrio y hacen eventos. Se sigue tratando de reforzar la parte cultural en la zona.

La fundación Centro Histórico ha hecho muchos esfuerzos por desarrollar y mejorar la vida en el centro y permitir que las personas se acerquen a la cultura. Desde la recuperación del lugar histórico hasta la modificación del espacio del Atrio, se ha buscado a convertirlo en un lugar de descanso, un lugar de pausa en el bullicio del centro. Y aunque la fundación ya no intervenga de forma tan activa en la zona, siga habiendo iniciativas para llevar la cultura la gente que pasa por la Calle de Madero constantemente.